martes, 22 de abril de 2008

Ver de cerca el juicio a Fujimori

Hoy día asistí a la audiencia del juicio a Fujimori. Los testigos del día eran el General Luis Salazar Monroe, jefe de la Segunda Región Militar y el General de Brigada Pablo Carmona, inspector de la Segunda Región Militar. Ambos, claro, tenían estos cargos en el momento en que ocurrió la desaparición de los 9 estudiantes y el profesor por parte del grupo Colina en la universidad de La Cantuta. Al entrar a formar parte del público frente a una ventana de vidrio en la sala instalada en la DIROES, pronto aparecieron todos como salen en la televisión. El abogado de Fujimori, Nakasaki, los jueces, el fiscal Guillén, y Fujimori, que saludó al público que le es afín. Eran pocos, eran 7, en la sala destinada al público, donde yo también me encontraba. Cuando Fujimori los saludó se levantaron como un resorte e inmediatamente sonrieron a su líder, como parte de un ritual.

Y bueno, hoy día también los generales no recordaban nada. Una amnesia generalizada ha sobrevenido sobre los altos mandos del ejército que apoyaron el autogolpe del 5 de abril.

Conversando con la gente que acude al juicio he ido percatándome de ciertas cosas. La primera, que la gente que observa el proceso desde cerca ya no está tan segura que condenen a Fujimori. Han comenzado a ver la actitud del juez San Martín que, según comentan, pareciera estar esperando que la fiscalía y los de la parte civil le armen bien el asunto para tener los elementos incriminatorios a Fujimori. Lo otro, se vio reafirmado en el momento que las partes respondieron las preguntas de la prensa. Y es que el abogado Nakasaki es, de lejos, mejor político que los abogados Rivera y Gamarra, los de la parte civil. Nakasaki les da un paseo cada vez que los canales de televisión lo ponen a declarar. De modo, que así parecen estar las cosas, no tan suaves ni tan duras para Fujimori como se podría pensar, y su gran papel lo vienen teniendo las encuestas de opinión favorables a Keiko Sofía, y las simpatías que despierta el ex-mandatario en las mismas, según parece. De otro modo, no se explica los fuertes lazos de nueva lealtad entre unos y otros en el juicio, los testigos que suelen mentir bajo juramento, la parquedad y la amnesia que hace que repentinamente, ningún general tenga muchos recuerdos.

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