lunes, 1 de diciembre de 2008

La guerra del Cenepa (una historieta de Luchín)

Siempre me ha gustado esta historieta de Luchín. No sé bien porqué, seguramente le hace honor al más inconsciente hueveo de los bares, al rato que pasa tan bien. Debe haberla creado en las horas muertas del Pizzelli de Barranco, hacia la tarde, en las largas tardes en que se sentaba en una de esas mesitas redondas, y se empujaba unos tragos para matar el rato, mientras toda la luz de Barranco entraba por la puerta amplia. Luchín es uno de los grandes contadores de historias de la ciudad de Lima, historias cotidianas, de amigos, anécdotas elaboradas sin ninguna intención de que se constituyan en tal (expresado más "filosóficamente", anécdotas sin conciencia de sí), sólo sucesos del fin de semana, cosas observadas que a lo mejor merecen un irreprimible ataque de risa. La amistad en la ciudad de Lima fluye y fluye como las botellas de cerveza, ron o pisco que se improvisan en las mesas de los bares al caer la noche.

Luchín contaba que le habían dejado una tarea en la universidad. Y esa tarea, en un curso electivo sobre historieta y comics, era la de elaborar en grupos de clase una secuencia de historias e imágenes como examen final de curso. Tenían una semana para hacerla. Mejor una prueba práctica de las habilidades adquiridas, que poner preguntas y respuestas que no tenían el menor sentido. Bueno, suele suceder que cuando nos dan estas tareas y más si al mismo tiempo es un examen, la mente se pone en blanco. Y tal cual, la mente de Luchín y su grupo se puso en blanco. Y tan se puso en blanco su mente que todos los días comenzó a ir en las tardes a Pizzelli a tomar unos piscos puros, para ver si así, a su vez, empujaba a la imaginación hacia alguna zona perentoria, una historia por favor.

Todos los días a la tarde en Pizzelli, tomando, con oscuro y vital ensañamiento, el ansia del vacío creativo le cubría el cuerpo, y de ahí empezó a surgir una historia. Se supone que se trataba de una tarea colectiva, pero a veces los borrachos, enfrascados en el trago y en sus pensamientos, hacen la tarea solos. Entonces la historia fue naciendo, de algún huevón que se le acercó en medio del pisco y le comentó sobre "Días de Santiago", la película de Josué Méndez que algunos califican como la mejor película peruana, en la que el protagonista regresa de la guerra con Ecuador a una disolvente realidad urbana de Lima. Comenzó a ocurrírsele la peor huevada imaginable, que siempre era mejor que no tener ninguna historia. Chévere, por el celular contactó con alguno de los otros huevones de su grupo y les dijo que a ver si mañana tenían reunión y todos presentaban sus propuestas de historieta. Y después se olvidó del asunto y siguió chupando como Dios manda, en ese trajín insólito del vacío que se crea en el bar sin parroquianos de las cinco de la tarde en Pizzelli, un vacío de silencio que se expande, ebriedad limpia y sin asperezas, y ya no pensó en nada, sino marcó en el celular a los amigos entrañables que vinieran a suplir la soledad en una charla en la que, dijera lo que se dijera, siempre iba a estar bien, porque así siempre es estar cerca de los amigos.

Y cuando fueron viniendo los amigos les fue contando: "Se me ha ocurrido una historia. Ni idea de si esté paja, pero para mi está paja. Se trata de un patín así que era bien dado a los tronchos día y noche, se pastruleaba con lo que sea pero de preferencia ganja porque le daba miedo todavía que muchos de los del barrio, habían sido retirados a la fuerza de la actividad diaria por pastrulos y adictos a las drogas fuertes. La cosa es que un buen día sale su llamado al ejército en los periódicos y sus viejos se enteran. Sus viejos no lo odian pero estaban asados y hastiados de entrar a su cuarto en los tiempos de la academia pre, y encontrarse con el olor a yerba ultrarreconocible y que el huevón a la mañana se hiciera el hipócrita, y que ellos ya, por dudar de la actitud correcta se hubieran ido callando, pensando "hasta dónde puede llegar en creernos tarados". Así que llamaron a los de conscripción dieron el nombre de su hijo, y a la mierda, aunque no dijeron la clásica fórmula de las familias peruanas que mandan a sus hijos al ejército, "que se haga macho en el ejército", sí pensaron que tantos tronchos no podía consumir haciendo todos los ejercicios que les piden a los soldados".

"Al primer mes de conscripción, y que el patita se veía a sí mismo medio jodido porque de verdad la yerba escaseaba y el grueso de su batallón eran chicos de la sierra, o que en realidad parecían no tener mucho interés en la ganja, se declaró la guerra con Ecuador, y de pronto se vio movilizado con todo su batallón hacia la frontera norte. Paja, pensó, "al menos supliré esta huevada con un poco de acción". Y cuando menos lo pensó ya estaba en el campo de batalla, los noticieros chillaban todo tipo de noticias en las ciudades del Perú, y él ahí en medio, sin saber porqué. Ratatá sonaban las balas de las metralletas y ahí recién se dio cuenta que la cosa era peligrosa, pero al verse en el verde de la Cordillera del Cóndor, en toda esa constelación de jungla, de lianas espesas, comenzó a pensar en su actividad predilecta y veía por todos lados si por fin no podía encontrar un poco de grifa, una plantita, para poder rolearse un troncho, que desde hace semanas tenía toda su risla inutilizada en el bolsillo de la chaqueta. Así que en menos de lo que pensaba se encontró husmeando entre las matas, buscando buscando, cantidad de plantitas raras tenía la Cordillera del Cóndor, y el olfato se le aguzaba tratando de hallar un poco de marihuana. Tanto se concentró que no se dio cuenta que había perdido el paso de su batallón, que toda la selva tenía un estruendo de guerra y las balas silbaban por todos lados".

"Hasta que milagrosamente encontró un poco de ganja, casi salida de la nada, se roleó el troncho y la guerra y sus sonidos se volvió un escenario mostro, cada aspirada más rica, todo el calor de la jungla se le iba despegando suavemente del cuerpo, había entrado en hibernación, o es que el viaje, las expectativas de todo el mundo por la guerra, en el fondo lo había cansado tanto que al toque se quedó dormido". Habremos de detenernos a imaginar cómo esa plantita de marihuana llegó a la Cordillera del Cóndor, pero en realidad si uno se pone a pensar no es una migración tan difícil. Se sabe bien que todo ejército latinoamericano viene asesorado en la actualidad por veteranos gladiadores de la ARMY estadounidense: Ecuador tiene la base de Mantas, el Perú todos los deslices de Vladimiro Montesinos por ser el hombre de la CIA, así que estos prohombres del mundo llamados habitualmente marines, metidos en las guerras ajenas, bien es posible que lleven en sus mochilas, las semillas de la cannabis para esparcirlas generosamente por la naturaleza, que fumarse un porro siempre ayuda a soportar tantas carnicerías en una sola vida.

"Cuando nuestro fumón despertó ya no sonaban las balas -habría alguna tregua de la cual él ya no tenía mucha idea-, estaba por ahí tirado en medio de matas y ya se le habían subido algunas hormigas, pero se sintió más tranquilo que de costumbre hasta que se dio cuenta que había una presencia cercana. Un monito lo miraba con la cara concentrada y achatada, sus ojos como marrones, claros y chispeantes, pero puestos todos sobre él. La cosa es que estuvo un rato echado mirando al monito y el monito a él, y parecían participar de una complicidad, que el patín entendía que era que tanto el monito como él pensaban que era una guerra de mierda y que mejor era estar haraganeando en la selva, y dedicándose a una sana actividad de hueveo, y así comenzaron a ir con el monito por un lado y otro. En una se treparon a un árbol y con unas ramas hicieron algo parecido a una casita. Las balas de las metralletas seguían sonando en toda la selva, y había un olor a chamuscado por varias partes por las que vagaban, pero en fin comenzaron a hacer una sólida amistad. No sólo eso, el pata le puso Luis Enrique al monito, y le enseñó a rolearse sus huiros, y también le ayudaba a buscar toda la yerba que fuera posible encontrar. Se alimentaban de frutas, y el pata se sintió un poco mono también, chévere era ser mono, además que paraba todo el día stone con el sonido de las metralletas, que eran una especie de coreografía musical en medio de la selva. Y de la convivencia y de vivir juntos empezó una tórrida relación con el monito, una relación de amor que tuvo sus conatos sexuales muy ávidos que no es menester comentar".

"Así, vivían felices y comían perdices este huevón y su mono. El pata aprendió todo lo que se puede aprender para la sobrevivencia, iban por un lado y otro y se roleaban sus huiros y todo iba bien. Hasta que un buen día, y de la manera más inesperada, apareció en medio de la selva, corriendo en cámara lenta, una mujer espectacular, que parecía de las propagandas de cerveza Cristal, una de esas mujeres rubias que hacen de anfitrionas en los eventos, una de esas chicas imposibles del verano limeño, hasta tenía un polo amarillo bien escotado que destacaba sus tetas, y un pantalón turquesa ceñido y un cuerpazo, riquísima en realidad, y que venía hacia el patín en cámara lenta corriendo, como ya se dijo. Mira que todo esto pasaba en la selva de la Cordillera del Cóndor, qué paja que se te aparezca una mujer así de la nada. Corría hacia él y entonces él corrió hacia ella, era tan de reclame de cerveza Cristal la chica que hasta tenía las gotas de mar en el escote, entre las pequitas que le salen en el nacimiento de las tetas a muchas mujeres. Cuando se encontraron tuvieron un largo beso, un emocionante beso que el pobre monito veía extasiado, tanta pena le brotaba de su pobre alma. Pero había que entender, los humanos van con humanos y los monos con monos, y una lástima que la guerra con Ecuador generara estos momentos de pasión inadvertidos".

"Así, en los siguientes días nuestro fumón paraba con una rubia bella como el amanecer en las selvas del Perú, con ese crujido misterioso y repleto de chillidos de monos y loros que saltan de árbol en árbol, despampanante, y dormir con ella era tan cómodo como dormir con una almohada sobre la cabeza, y el monito andaba por la selva desesperado y desamparado, se roleaba nuevos huiros y andaba desorientado de liana en liana, con un desconocimiento tal de sí mismo que nuevos y nuevos tronchos iban dejando en su alma una humareda gris y pastosa, tanta era la tristeza. Los psiquiatras dirían que le estaba agarrando una depresión severa, la cosa es que el mono meditando y meditando en su situación, decidió llevar a cabo una idea fatal. Habida cuenta que los géneros animales estaban muy bien definidos, que no había realmente nada que hacer para reconquistar el amor de su soldado preferido, decidió ir trepando hasta la zona de monte que tenía amplios abismos, y una buena mañana, despidiéndose con un último troncho, decidió aventarse al vacío en medio de la floresta, una zona de arrecifes que hacían tan gran precipicio, del tamaño mismo de su gran amor".


General Edwin Donayre, Comandante General del Ejército del Perú, famoso por sus disparates, cuya imagen, le hace tanto honor a esta historieta de Luchín.

7 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Pero el monito estaba deprimido y bajo farmacos. Por mas de un lustro asediaba a una chica simple, peruana, bonita y extremadamente inteligente como para volver a sonreir al gorila disfrazado de chimpazze en la Luna, por mas que hiciera cabriolas en el cable.

6 de diciembre de 2008, 23:15  
Blogger pablo ha dicho...

Básicamente, yo ya he respondido a ésto, si soy el monito claro está. Por temporadas uso psicofármacos, yo siento que es algo inevitable últimamente. Pero por temporadas largas del 2000 a esta parte no los he usado. Sobre fines de los 90s no los usaba. No es por depresión que los uso, aunque la fluoxetina sea un antidepresivo, es por una sospecha interna de que gran parte de las cosas que me fueron ocurriendo desde hace tiempo se deben a un bloqueo interno, y siento que la fluoxetina ayuda a despejar el campo. Como he dicho ya en un comentario anterior, si me los quito no sucede mucho. Pierdo el vínculo social porque me encierro, casi no veo personas, leo mucho, veo muchas películas y no sucede mucho más. Las lecturas son placenteras, todo eso lo disfruto mucho.
En un momento pensé que respondería a este comentario diciendo eso que dice el gordo de la película de Mikhalkov ("La espía del amor-amor entre espías)...dice "Nadie odia al que nada vale. Odiaron a Dostoyevski, a Chéjov...", como si el sentimiento de odio estuviera hablando más de la persona odiada que del odiador, pero la verdad es que sentí luego que sería una tontería de mi parte contestar así, además de presuntuoso. Porque escribir no me parece nada fácil, y todo me cuesta bastante, creo. Por lo demás si uno es un gorila, creo que no está nada mal, me leí el libro de Diane Fossey (Gorilas en la niebla) y la verdad es que era una soledad bastante admirable la de Diane, para mi saber nuevas cosas de Ruanda y Uganda era todo un asunto importante, al final ser una persona del género humano es algo completamente aleatorio o casual, tengo la impresión que antes de nacer no tenía mucha idea de lo que sucedería en adelante.

Me daba pena que este relato que me entretiene tanto se estuviera quedando sin comentarios.

8 de diciembre de 2008, 5:41  
Blogger pablo ha dicho...

Mi amigo Daniel A., tímido e hípico mítico, me ha escrito un comentario. Por tímido el mismo no lo ha publicado, y por ocupado, no lo ha redactado completamente, pero aquí yo lo transcribo para ustedes:

El monito fue víctima de las pelís post Vietnam con la que han abierto el trasiego personal de la planta mas normal (www.norml.org), porque una cosa es enamorarse como sea de quien sea y otra fumando cannabis de 115 dolares la onza, que es lo que pueden permitirse los cuasi soldados de fortuna que trabajan de marine DEA. No pudo dar el salto desde su vida veggie e hiper light (se hace mucho
ejercicio en las selvas) a los bajadones fritangueros que debe haber preparado nuestro fumón...

Bueno, ese fue el sentido q yo le vi al personaje monito d tu marihuanarrativa. No debió enamorarse fumando, porque fumando se enamora uno muy bien.

11 de diciembre de 2008, 8:01  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Quisiera aclarar algunos puntos:
1- casi nunca tomo pisco
2-la historia fue escrita para un curso que no era en grupo,era individual.
3-no vi "dias de santiago"
4-la gringa, que nunca corrio en camara lenta, no salio de ningun comercial, fue hallada por el mono, que se llamaba "chito", y el monfu ,cuando escucharon el estruendo de un avion que se estrellaba en la selva del cenepa.
Finalmente siempre el viento, el humo y el tiempo se pasaran volando, un abrazo amigo pablo,de tu amigo
luchin.
pd:no se hubiera tomado la molestia,mejor seria encontrarnos en pizelli pronto antes que lo cierren el 15 de este mes.

6 de enero de 2009, 23:04  
Blogger pablo ha dicho...

Disculpa las inexactitudes de la historia, naturalmente el autorizado para contarla eres tú, Lucín.
Yo tampoco he visto Días de Santiago (ja), sólo un pedacito del final de refilón cuando la han pasado en la tele. Y claro, un montón de cosas son licencias de escritura, y es que Pizzelli me recuerda cuando tomaba pisco muy en la mañana con los viejos que paraban por ahí los sábados en la mañana, cuando me venía de boleto de las cantinas de Quilca.
Lo del avión no lo recordaba, que se llamaba Chito sí me acordaba, ni sé porque se me ha pasado, y es que la memoria lo altera todo. Y que la chica sale de un comercial sólo es humor negro, huevadas en realidad. Claro que lo que me cagaba de risa era contar la historia no más, y toda es de tu inventiva, claro está.

7 de enero de 2009, 8:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

QUE PENA ME DA ESTE COMENTARIO O CUENTO, QUE TIPO DE EDUCACION TIENE ESTA PERSONA QUE ESCRIBE ZANDECES, POBRE DIABLO

FRANCIS

31 de enero de 2009, 14:26  
Blogger pablo ha dicho...

Gracias, Francis, por tu comentario. Una pequeña observación, irrisoria dada tu amplitud de criterio e impresionante cultura. Sandeces se escribe con s y no existe la palabra zandeces.
De otro lado, te preguntaría si has oido hablar alguna vez del humor negro. Supongo que sí, porque tu ánimo es celeste cielo.

31 de enero de 2009, 14:42  

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