viernes, 23 de abril de 2010

Al margen

Una de las cosas que estoy sintiendo ahora, lo mismo que cuando vivía con Nieves, es que los sucesos están un poco más allá del margen de lo que ha sido mi experiencia en los últimos años, en una zona incomprensible y nueva. Como lo de Nieves no ocurrió hace mucho tiempo, es como si por veces consecutivas estuviera subiendo a una de esas ruedas de Chicago, en la vertiginosa variación de los momentos, y me encuentre frente a mi mismo, extraño, inusitado, completamente desnudo frente a las circunstancias. Esta vez no hay ningún vínculo personal de por medio, es más bien un trabajo con la UNESCO, pero es una ruptura tan clara, que de golpe y sin mucho aviso he salido a un margen de experiencia nueva, porque hace dos semanas, recién, me senté en mi escritorio, y ahora sigo aquí, con la conciencia medianamente extraviada.

Salir del margen más rutinario de experiencia significa últimamente vivir en la confusión más completa, y en más de un sentido, no saber a qué atenerse. Para los primeros días de la semana entrante, sin embargo, esto se va a enrarecer más porque van a venir los representantes de los países de América Latina, y seguramente voy a estar totalmente concentrado en la logística de todas estas cosas, de un evento internacional, cuando hace dos semanas tan solo, estaba de claro en claro en la biblioteca de la Católica leyendo con tranquilidad a Hans-George Gadamer sobre Heidegger, o también extractos considerables de la biografía de Ezra Pound escrita por Noel Stock.

También han sobrevenido recuerdos de una chica de la que estuve enamorado por años, porque vi sus fotografías en facebook, que sabe Dios porqué sólo tienen una parcial privacidad. Ahora vive en Washington DC y está a punto de casarse con un novio con el que ya lleva años de pareja. A mi me extraña, pero todavía me emociona su imagen, como si algo se inflamara en mi pecho. Claro que, naturalmente pienso, que nada de esto importa, y que más bien tengo muchos cables sueltos en mi mente (en este momento en lo único que me ocupo es en arreglar la disposición de las canciones de un CD de Fleetwoodmac, que ha ido perdiendo encanto en esta temporada).

Ya mañana viajo a La Raya, en la frontera entre Cuzco y Puno, porque me ha invitado la hermana de Hernán a los baños termales. También, al parecer vamos a jugar un partido de fulbito ahí sobre los 4,000 metros, así que ahora a la tarde voy a vagar por el mercado San Pedro para comprarme un buzo y unas zapatillas. La Raya, este lugar, me recuerda cuando alguna vez envié a Puno un sobre manila lleno de las informaciones sobre los proyectos de mejoramiento de alpacas en La Raya, es que recuerdo a plenitud esas fotocopias, con una versiòn en pequeño de los artículos del Boletín de Lima.

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