Un poco muerto ya
Han sido días duros estos últimos, días muy duros. Ya ni reviso mi correo electrónico que es donde podría haber algún tipo de comunicación que cambie un poco esto. Porque no. Días muy duros y por momentos he despertado en mi cama a la mañana como si una cosa honda y muerta se hubiera apoderado de mi. A pesar de eso, he salido por Barranco y he hecho nuevos amigos, el otro día hasta llegué a la fiesta de M.S. en La Noche de Barranco y hubo quien me recibiera diciendo mi nombre, y luego, agregando: "Has llegado, eres una leyenda viviente, no sabía que escribías tan bien. Rolando, al toque que supo que habían llegado con Javier y Bea, se fue para abajo a recibirlos" (la fiesta era en un segundo piso). Pero yo estoy de acuerdo con N., son intenciones literarias de mayor contundencia las que deben concentrar mi atención, no en vano aprecio tanto a Stanislaw Wietkiewicz, a Czeslaw Milosz, o los relatos de Ryosonuke Akutagawa e Isaak Babel, y sería una verguenza que no reflejara con el tiempo la claridad con que he ido releyendo la obra de Franz Kafka o de Cesare Pavese. Ella tiene razón, a pesar que la comunicación con ella haya desaparecido.
A veces me quedo viendo el rostro de los escritores, y concentrado mucho en su mirada y en sus facciones, trato de reconstruir sus pensamientos y sensibilidad a través de su retrato o fotografía. Lo he hecho con Julio Cortázar y con Hermann Melville, y con Czeslaw Milosz. Es como si mi propio rostro adquiriera sus cejas, hirsutas y gruesas como en el caso de Milosz, o la amplitud de la mirada, como en el caso de Cortázar. Estoy con mi burro peruano del Perú, perdonen la tristeza. Todavía este mes no me pagan, pero yo he decidido seguir haciendo constantemente mi rutina de vida entre Cuzco y Lima, no puedo prescindir de ninguno de ambos lugares. Y también ahora muero por ir a la selva, alguien me inoculó la adicción hacia la selva, y entonces ahora yo quiero ir a la selva, a cualquier selva. Javier me había dicho que sí, que me mandaba al VRAE, pero estaba con una copita de pisco (que yo olía como un enfermo, qué rico el olor del pisco), y entonces quizás haya sido un simple momento de alegría, pero cuando toque la decisión tan importante, sólo vayan los más altos representantes de Derechos Humanos en el Perú.
Me gusta quedarme en el departamento de mi hermano Augusto toda la mañana. La paso leyendo, viendo series de cable, pensando, todo es libre y la soledad tiene un sabor de tranquilidad, además que puedo poner Samba pa ti de Santana, y para mi representa un viaje directo a los mejores momentos de mi vida.
A veces me quedo viendo el rostro de los escritores, y concentrado mucho en su mirada y en sus facciones, trato de reconstruir sus pensamientos y sensibilidad a través de su retrato o fotografía. Lo he hecho con Julio Cortázar y con Hermann Melville, y con Czeslaw Milosz. Es como si mi propio rostro adquiriera sus cejas, hirsutas y gruesas como en el caso de Milosz, o la amplitud de la mirada, como en el caso de Cortázar. Estoy con mi burro peruano del Perú, perdonen la tristeza. Todavía este mes no me pagan, pero yo he decidido seguir haciendo constantemente mi rutina de vida entre Cuzco y Lima, no puedo prescindir de ninguno de ambos lugares. Y también ahora muero por ir a la selva, alguien me inoculó la adicción hacia la selva, y entonces ahora yo quiero ir a la selva, a cualquier selva. Javier me había dicho que sí, que me mandaba al VRAE, pero estaba con una copita de pisco (que yo olía como un enfermo, qué rico el olor del pisco), y entonces quizás haya sido un simple momento de alegría, pero cuando toque la decisión tan importante, sólo vayan los más altos representantes de Derechos Humanos en el Perú.
Me gusta quedarme en el departamento de mi hermano Augusto toda la mañana. La paso leyendo, viendo series de cable, pensando, todo es libre y la soledad tiene un sabor de tranquilidad, además que puedo poner Samba pa ti de Santana, y para mi representa un viaje directo a los mejores momentos de mi vida.
2 comentarios:
Pablo, a poco de dormir, en la Paris de nunca, caigo sobre tus textos. Yo me acuerdo (vocifera el impersonal) cuando decía que te parecías a Artaud y a ti no te gustaba, o hacías como que no. La imagen me es grata porque la primera vez que vi a Artaud fue en un crucigrama de mi viejo cuando yo estaba todavía preadolescente, para aquel tiempo faltaba poco para que nos leyéramos textos, en fin, y luego ya de los tarahumara, la crueldad y Breton sepultándolo con un poco de noche, había eso que dices de las cejas y yo diría más de los ojos. Entiendes lo que te digo? Había algo de los ojos, como que color, como que eso no se sabe nunca. Pero quería terminar diciendo que la memoria tiene sus juegos y, el crucigrama con un cuadrado reteniendo a Artaud en “Juana de Arco”, por un singular artificio, se encuentra en la esquina de la Gare de Rouen con “un pequeño cuadrado de leche condensada”. Cuestión de geometría del no-espacio.
El cuadrado de leche condensada del texto "Lissette". Gracias por esta nota, me reconforta, porque he estado pasando días duros y de desorientación, y ya que se proyecta en la memoria tanto tiempo atrás, y q escribir u observar con atención me define...Los tarahumara, el alma de Artaud q estaba rota y que se dejó convencer por los jesuitas, entre tanto dolor.
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