domingo, 20 de junio de 2010

Desapego

Ya ha sobrevenido un nuevo momento, complicado y hasta espinoso por la sucesión de depresiones y sinsentidos. He dejado de tomar fluoxetina hace un par de semanas, y eso ha complicado una barbaridad la contraposición de mis estados anímicos, llegando a picos de alejamiento y de negación. Por suerte, entregado a la lectura no hay sinsentidos ni malos ratos que valgan (y hoy domingo me toca leer extensos documentos de Brasil, Colombia, Perú), ni se afina ese sentido arácnido que me ha nacido para percibir con desgana la llegada de actitudes reiteradas que no puedo procesar, como todas las actitudes por las que en Cuzco están tan apegados a la propiedad, de saber que era un rasgo de prestigio para las familias aquí hacia los años 50s tener varios juicios al mismo tiempo, que era de esto que comentaban mutuamente las personas al encontrarse por las calles entonces, y que hay una expresión cuzqueña que se llama "ser juicio pasado" (es decir, una persona que era "juicio pasado" ya había tenido largos litigios judiciales y entonces ya los abogados de sus contendores habían de tener más cuidado), de saber todo eso, que en las colas del banco pitean horrible sintiendo que es un inmenso atropello a sus derechos cuando alguien supuestamente quiere aprovecharse y hacer de las suyas ingresando en un puesto anterior para abreviar la espera hasta la ventanilla, y tantas veces ya he visto que ese "colarse en la cola" sólo era un malentendido, una mala interpretación colectiva de una intención que nunca existió, ese apego primate que se llama propiedad me zumba en los oidos, me entristece, me aniega de un sentimiento de absurdo y alejamiento.

Me desespera que tanta gente se tome el dinero tan en serio, como si el dinero fuera algo más serio que un juguete, leer un libro o estar en la luna pensando tirado en un sofá. Para mi, la plata es una cosa más seria que estos pequeños signos exclusivamente cuando es necesaria para la operación de una persona, un tratamiento médico, un cuidado de salud urgente, y ese tipo de cosas, pero porque así son las leyes del mundo. Yo, como mucha gente que piensa que de ninguna manera para esto vino al mundo, para incluirse en una lógica monótona y eterna de sufragar gastos y percibir necesidades, estoy bien harto que el dinero sea visto con demasiado respeto y prioridad. Ya se sabe, otra cosa es cuando esta carencia deviene en sufrimiento e impotencia, cuando las enfermedades y sus más duros pesares se han situado en el núcleo de nuestro devenir cotidiano y entonces ya no importa nada impugnar el funcionamiento de las cosas, sino que es mediante ese funcionamiento, que es el único que tenemos, que podemos tratar de revertir y mitigar el dolor de quienes están necesitados de nuestro apoyo.

Pero nada tal como está formulado me gusta. Casi me han reventado un ojo el otro día porque alguien tomó una casaca que llevaba y yo la busqué entre otras casacas del local. Más que cólera da murria, aburrimiento, tanto atavismo estúpido de la propiedad.

También percibo lo obedientes al modo económico predominante al que nos hemos tornado todos. Que hasta haya un sentido común de esa obediencia, y que la imaginación haya perdido casi del todo sus fueros contra ese sentido común. En el medio peruano, entre los escritores, tienen fama Santiago Roncagliolo e Iván Thays, pero desde la segunda línea de sus libros uno puede retornar a los asertos de Emile Cioran y decir que porqué he de interesarme por esos devaneos del yo que representa el género "novela", o es que su estructura de relato y sus ganas de ser escritores son tan visibles que parece que hubieran escrito un libro para eso, para que se les reconozca en su condición de tales, de escritores, y hasta ganas dan de resucitar a Stanislaw Wietkiewicz o Franz Kafka, o a Virginia Woolf, para que vuelvan a existir aquellos que hicieron brotar las palabras como magos de debajo de la manga, de una manga que escondía procesos interiores desconocidos y con un abanico de preguntas insondable y profuso


¿Concretarán Bill Gates y ese grupo de multimillonarios su iniciativa de desacerse de la mitad de su fortuna para caridad? ¿Se está pareciendo Bill Gates cada vez más a Bobby Fischer, el genio ajedrecista de los Estados Unidos? ¿Puede Bill Gates y esa mancha de millonarios haciendo esas donaciones tan gigantes comenzar a darle por el suelo a las estructuras políticas tan llanas y que están tan montadas sobre la desigualdad entre y en los países, y en y entre las personas? Supongo que no, que nada eso pasará, que una cosa no tiene que ver con la otra. ¿Se da cuenta siquiera que está levantando otra vez la figura de Herbert Marcuse y su visionaria teoría por la cual solo el ordenamiento político impide que, ayudados por la automatización de las máquinas, los hombres vivan a sus anchas según sus capacidades, deseos y gustos, una vez que las necesidades básicas están colmadas...?

De otro lado, cambiando absolutamente de tema, y volviendo a mi ciudad de muros incas bien tallados y calles angostas, hice una observación sobre el ambiente de la noche cuzqueña que, me parece, no entendieron bien. Una de las características de Cuzco es la formación de grupos de amigos plurinacionales. Es una de las cosas más estimulantes de la vida cuzqueña, estas múltiples nacionalidades que se entremezclan y que hace brotar un diálogo de sentidos impredecibles, porque cuando menos lo piensas un esloveno te está explicando como las fábricas de autos de Europa Occidental han trasladado sus plantas a esos países nuevos del Este de Europa o de la anterior órbita soviética, las han trasladado porque tienen que pagar mucho menos impuestos; o en general, debido a que el idioma del otro no lo conoces, aquí en Cuzco, lo único que tienes entre las manos para brindar con ellos, es la inmensa simpatía que te producen, como ahora Thomas que ha visto con amargura como su selección francesa se ha ido a la mierda en el Mundial. Pero, la fiesta cuzqueña, la de las noches con alcohol y baile y todo lo demás, es lo que yo digo que a veces no cuaja porque ahí sí las dificultades de comunicación obstaculizan que los ambientes no terminen resultando demasiado exteriores, feliz si una de esas mujeres hermosísimas cuyos ojos brillan en la oscuridad se encaprichan con uno, mero azar claro está, un sexo sin muchas palabras inteligibles que a la mañana siguiente acaba con una plena tranquilidad del cuerpo y del espíritu, pero menos feliz si todo aparece como un brumoso intercambio de intenciones, que la fiesta, como leche cortada, no puede alcanzar picos de felicidad genuinos en la Torre de Babel de la ciudad cosmopolita de inicios del siglo XXI, ya que cualquier forma de intercambio que escape de las intenciones obvias ya no es tan frecuente, o a veces se hace imposible, y terminas llenándote la boca sobre excursiones a los lugares de visita turística, que viviendo un tiempo en esta ciudad, comienzan a importarte un rábano.

Es lindo cuando uno llega a Ollantaytambo un algo a la deriva, y se adormece en la noche cerrada repleta de estrellas, escuchando el rumor de los canales de agua incas, pero menos lindo cuando la conversación ingresa una y un millón de veces en los mismos tópicos...Creo que todo eso me produce un poco de amargura, o es la amargura la que está hablando por mi, pero no importa gran cosa, porque todo este día tengo mucha lectura pendiente y nada puede eclipsar la tranquilidad de estar concentrado leyendo en la mañana.

1 comentarios:

Blogger pablo ha dicho...

De momento si aparece como una argumentación ingenua la del asunto de Bill Gates cediendo la mitad de su fortuna "para caridad". Pasaron esa noticia a mi muro de facebook para saber mi opinión, y sé que la noticia de la iniciativa de los multimillonarios de las nuevas tecnologías está pasando desapercibida ante la avenida lluviosa de toda la concentración que estamos poniendo en el Mundial de fútbol de Sudáfrica.
Y claro, yo tranquilo, me puedo aunar a los escépticos que están acostumbrados a llevar la razón con su escepticismo, porque el dicho "no creas y atinarás" pues, se ha vuelto predominante desde la década del 80 a esta parte, pero el asunto es que de darse estas donaciones, si bien no cambiarían gran cosa de nada, al menos si podrían alterar algunas de las distorsiones por las cuales la industria farmacéutica es una industria tan floreciente, como son fortunas tan inmensas y cómo hay ciertos males tan visibles, como todos los procesos de hanbruna y de efermedades que asolan el Africa, y como se sabe que las industrias farmacéuticas tienen una gran capacidad estratégica para negociar con los gobiernos africanos, negociados q traen grandes corruptelas, al menos, las nuevas corruptelas que se generarán con las donaciones de los magnates, igualmente harán que las ganancias de los consorcios farmaceúticos se vengan a menos...y bueno, Bill Gates y los otros magnates de las telecomunicaciones tendrán que comprar a uno y mil miembros de seguridad provenientes de la yakuza japonesa, para poder librarse de las tensiones de estos movimientos sísmicos en las formas de ganancia mundiales.

22 de junio de 2010, 6:02  

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