martes, 19 de agosto de 2008

Cuzco-Perú

Estoy a la deriva en Cuzco, pero tranquilo, muy tranquilo. He pasado la mañana viendo el partido de Argentina y Brasil, y me he sentido muy antipático. Percepciones subjetivas, flujo irremediable y arbitrario de la conciencia. Sentirse antipático, sentirse inspirado, sentir admiración o sentir huevadas. Por primera vez vi Closer más articuladamente ayer, pero no terminé de verla porque ya después de la escena de Natalie Portman con la peluca rosada platinada y su sonrisa me dieron ganas de salir a vagar. Y vagué no más. No he ido ya donde N., me ha dolido el estómago. Sucede todo y no sucede nada. Al llegar a 7 Angelitos Walter me dijo que me había quedado dormido el otro día: ¡Qué tal borrachera!, dijo. A qué nivel he llegado que me es indiferente quedarme dormido en un bar donde todos se mueven en plan de seducirse. No sé, no sé, nada sé.

Pocas impresiones en realidad de Cuzco. Me impresionó C. Me impresionó porque me pareció particularmente lúcida. Pero en realidad lo que pasa es que estoy impresionable, aunque me olvido a cada momento de todo. Si estoy impresionable, entonces tiene que impresionarme una chica como C., que inusitadamente, tiene “una rebeldía al día”, y también, al parecer, un temperamento al tiempo dulce y fuerte. En fin. Me duele algo la cabeza. Debe ser el Prozac que todo lo altera.

Mostro el lugar donde vivo, y bajar en la mañana por la carretera rumbo al mercado Rosaspata, un solazo cuzqueño solazo solazo, seguir por Recoleta hasta Choquechaka , cruzarme con quien sea, estoy a la deriva en Cuzco, pero tranquilo, muy tranquilo.

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