jueves, 20 de mayo de 2010

Elis Regina







Y esta versión, junto a Tom Jobin, que es tan increíblemente genial:

lunes, 17 de mayo de 2010

Fluoxetina

He estado con muy fuertes depresiones, y sin embargo, considero que esta es la salida para mi. Explorar en todas las oscuras zonas de vacío y vaciedad en una noche que emerge a la conciencia. Dejé de tener sensaciones así y pienso que mi vida dejó de estar ligada al fondo de mis impulsos y deseos. Por eso, vivir esas fuertes depresiones es volver a tener la capacidad de escarbar, y más simplemente, es el camino para encontrar la posibilidad de lo nuevo, y de la vida en general.

Sin embargo, sólo se trata de una hipótesis, y si bien es tonto creer en este tipo de hipótesis, sobre una base de experiencia futura de la que no se sabe nada, la plausibilidad interna que tienen estas secretas expectativas (la secreta expectativa de volver a sentir mis reacciones e impulsos, y que mis pensamientos vuelvan a surgir desde la raíz de lo que soy), empujan a darle más credibilidad a un tipo de explicación, que no tendría porqué parecerme razonable.

Pero siempre algo de esperanza nace cuando regreso a una cotidianeidad amable, al volver de uno de esos pozos negros en los que me siento desorientado y sintiendo la carencia más completa de sentido en lo existente, o en mi existencia (cuando eso sucede, en ese mismo instante, claro, no hay nada de esperanza), y pienso que esa depresión misma, tan hueca, pero tan profunda en desasirme de las cosas, es una manifestación que estoy llegando a un núcleo perdido en que la vida viene de una fuente más franca.

Yo no he podido vencer mis limitaciones todos estos años, es más, no he podido hacer gran cosa contra ellas, o más todavía, no he podido hacer nada contra ellas. No ha servido de nada que alguien se lance con odio y rabia contra mi, sintiendo esas limitaciones, explotando frente a ellas, tratando de dañarme con todas sus ganas (si me dañó o no, es algo de lo que no sé nada) pero a pesar que entiendo que son sucesos que pueden llenarse de una fuerza extrema hasta ganar una condición límite, una mujer gritándome en plena calle, nada de eso ha podido hacer nada frente a la franja mortecina e inerme de mis limitaciones, que en realidad se han mantenido incólumes e inexpugnables, o como se diría en criollo, las limitaciones han quedado vivitas y coleando. Siempre hay un tope para mi involucramiento emocional en las cosas, pero ese tope no ha sido labrado por mi voluntad. El sentirlo por primera vez, me asombró, en medio de un gran brillo de la atmósfera neblinosa de la universidad en la mañana. Una de las cosas admirables es que todo quedaba contenido en las palabras, eso sí que era muy extraño. ¿Qué quiero decir? Que habitualmente las sensaciones y emociones siempre salieron despedidas por las palabras hacia muchos lados, o más bien como toda la vida tuve una acuciosa angustia mordiendo mis palabras y mi pensamiento, entonces era enteramente extraño que las palabras se dijeran con exactitud, que sus bordes estuvieran hechos de esos mismos sonidos y no de sensación o sentimiento alguno, y que al rato de hablar, sorpresivamente, sólo hubiera una estela de placer en mi.

Ayer con Maru en Le Nomade de calle Choquechaca. Maru es impresionantemente vital y fresca. Un gesto de Carmen: me invitó un pisco sour y me bajó el precio del que había tomado primero, hace años que no venía al lugar. Vaya, Carmen me hizo quedar muy chévere con mis amigos, que haga ese gesto quedó muy bonito.