lunes, 29 de septiembre de 2008

Rabia contenida

Es tan fácil tener actitudes y pensamientos convencionales, y es muy difícil escapar a ellos. Hará unos días vi un fantasma en casa al despertar. Todavía era de noche, y reinaba una gran oscuridad en la habitación. No es nada extraño que lo haya visto, porque es sabido que los fantasmas abundan en las casas antiguas de Cusco. No lo voy a describir al detalle porque no escribo esto para llenar las expectativas de morbo de quienes tengan la amabilidad de leer estas líneas. Y además ganas de dejarme llevar por la maquinaria sensible que está montada desde hace demasiado tiempo, por factores obviamente culturales que tampoco deseo descifrar, por la cual los fantasmas son seres abisales y temibles, ganas de pensarlo así, no tengo ninguna. Por si acaso todavía no arrastran cadenas estos fantasmas que han tenido a bien mostrárseme, y además no fueron varios sino solo uno, y mujer. Pero bueno, a lo que iba centralmente es que es fácil tener actitudes convencionales, y en realidad, casi del todo imposible escapar a ellas.

Alguna vez estuve totalmente entusiasmado con una chica en Lima, aunque he de decir que ya por ese entonces la "capa arable" de mi sensibilidad no era muy profunda, como las tierras de las laderas en las comunidades campesinas de acá del sur del Perú, creo que ya por entonces mi alma tenía mucho PH, mucha acidez, y con una sola cosecha se extenúa al punto que se queda seca e inutilizable por varios años...Bueno, pero estaba entusiasmado con esta chica, ella era brillante brillante físicamente, casi un espejismo, y con unos ojos de tigre que se acompañaban de unas cejas hermosas y una sonrisa de esas que te dejan huevón por una semana. Recuerdo que estábamos en una farmacia cerca de mi casa, y yo le iba contando eso que dice Isak Dinesen sobre los masai del Congo, la noble tribu guerrera que vive cerca de un volcán, y refiere a los masai a raíz de un sueco que era una lástima de tipo que había estafado a todos los blancos de Nairobi y siempre llevaba la misma camisa negra que ya parecía pegada a su cuerpo por el calor y el uso, el mismo desaseado sudor en el rostro, y que llega a su casa y le pide un préstamo, y la buena baronesa de Blixen se lo otorga a pesar de la pésima fama de timador del sueco, le otorga el beneficio de la duda, se lo da porque a fin de cuentas, diciéndose que la vida toda es un maldito juego y si le gusta estafar tanto a la gente pues que no joda, que esos papelitos a los que llaman billetes en un momento hartan tanto como cualquier otra cosa que se repite y se repite.

El sueco le promete seriamente que le devolverá el préstamo, que se va a Sudafrica a buscar fortuna en las minas de diamantes. Ella hasta le da un aventón en su jeep para acercarlo a Sudafrica, en realidad lo aleja de su vista porque bueno, el sueco no era precisamente Robert Redford en rol de safari, y pasan meses y de repente llega un día a casa de la baronesa un sobre cerrado pero gordo, y lo abre, y es una inmensa cantidad de dinero por la cual el sueco resina le devuelve el préstamo quintuplicado, y llega también una carta en la que cuenta que estuvo muriendo de hambre por los caminos polvorientos, por la sabana inclemente plena de sol del Africa, en un momento ya a merced de los leones, sin tomar agua días y días, insolado y falto de fuerzas, hasta que lo recogió un masai y lo llevó con su tribu, y a la noche en medio de bailes y fogatas todos estaban atentos a que el sueco hable lo que sea, porque parece que los masai en ese entonces todavía se sentaban alrededor del fuego a contarse historias, y así lo tuvieron alojado días y semanas, que el miedo que había adquirido el sueco a ser tragado por los leones ya no era una broma, en la carta que le escribía a la baronesa estaba agradecidísimo con los masai por su hospitalidad y porque se habían compadecido de él, que ya para cuando lo encontraron perdido en los caminos no era más que un despojo humano, luego ya había llegado a las minas de diamantes y hecho una fortuna de allí el sobre rebosante de fajos de billetes...

El asunto es que yo le contaba ésto a la chica de Lima, ella sonreía -después he pensado que tiene esa sonrisa tan linda pegada como un chicle a la cara- y estábamos en una farmacia y venía entusiasmado digo, y al mismo tiempo sentía que me temblaban las manos, que cuando alzaba el vasito para tomar la pastilla por la que había entrado a la farmacia se me derramaba parte del líquido, y remataba la historia del mismo modo que lo hacía la baronesa en su relato con una reflexión sobre la tragedia, una reflexión que parte con el sentido de la compasión de los masai sobre el sueco resina, señalando que la aristocracia de todos los países y tiempos de la historia han tenido sentido de la tragedia, los masai se dieron cuenta que el sueco estaba perdido en el mundo y no tenía ya otro destino que ser un festín famélico para los leones, y se habían compadecido, en cambio que las burguesías y todos los seres entregados al comercio y que le ven demasiado significado al dinero y cosas subsidiarias, no lo tienen ninguno.


Bonita mi conversación con la chica, todo un despliegue de mi más variado -y ahora lo pienso- estúpido repertorio, porque luego la chica ésta cada vez que pudo no comportarse como un masai lo hizo, y hasta ahora lo recuerdo, lo recuerdo con claridad, como a mi mujer fantasma de hace unas noches. Bien, creo simplemente que le era muy difícil dejar de tener actitudes convencionales, por motivos que desconozco y que ya no quiero saber, y no tengo más ganas de referirme a ella, que las cosas sucedieron muy en el pasado y odio actualizarlas.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Noale, Venezia


Manifestazione de la"Bala d'oro",parte del palio di Noale(Venezia).In questa occasione si ricorda l'evento durante il quale, nel Medioevo, tutte le ragazze che avrebbero compiuto la maggiore eta`avevano l'occasione di vincere la dote. Dopo una danza compiuta in circolo,intrecciando dei trappi che scendono da un palo centrale, le giovani si dispongono in due file, di fronte i nobili di massimo grado, i signori Tempesta,e pescano da un cesto una palla di legno. La fortunata trovava dentro a questa una "bala d'oro", che costituiva la dote necessaria per sposarsi.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Cine SnoB Ciudad Solar

La llegada de Pako y toda la gama vasta de películas que ha traído consigo a Cuzco permitió hacerme consciente de una realidad que ya era abrumadora: que muchas de las cosas de cine que últimamente ya descuidaba, y que hace un tiempo, sin embargo, revoloteaban en mi imaginación, ahora aparecen como cosas trilladas, o faltas de gracia. Supongo que no es porque sean trilladas en sí mismas, sino que habida cuenta que la curiosidad pública y privada resulta pobre, hablar día tras día de Won Kar Wai, Cronenberg, Emir Kusturica, los hermanos Coen, Andrei Tarkovski, Kim Ki Duk, Akira Kurosawa, Lars Von Trier, Park-Chan-Wook, David Lynch, Jim Jarmusch, John Casavettes, Ingmar Bergman, Pier Paolo Pasolini, Francois Truffaut, Federico Fellini, (y los inveterados y muy requeridos en los originales cine clubs de nuestras ciudades: Stanley Kubrick y Alfred Hitchcock)...el proyectar películas emblemáticas o no emblemáticas de estos cineastas llega a producir una especie de marasmo irredimible. La molicie cinematográfica. Hemos dejado de sorprendernos con esta paleta de expresión del cine contemporáneo.

No que uno desee ser elitista, sino que la pulsión del conocimiento, (debido a que todas estas películas son fácilmente accesibles en Polvos Azules, y en Cuzco en El Molino), una vez lanzada sobre la ruma anhelante de films que ofrecen estos paraísos de la piratería cinéfila, rápidamente se trenza en el reconocimiento del cine más consagrado por la prensa, la literatura, o todo lo que suele llamarse "la cultura". Como se es joven e indocumentado, se es sumamente impresionable, y tragarse estos films como si se tratara de una poción mágica que nos redime de un mundo oscuramente rutinario y cotidiano, parece que tuviera un vínculo con el abrirse de las puertas de la percepción que muchas veces hemos sentido que es la secreta promesa de aquello que podemos sentir con admiración.

Pero, un poco después, uno ya está tan familiarizado con toda esta gama de películas sin hacer demasiado esfuerzo, el recurso del DVD ha agilizado tanto los mecanismos de reproducción y expectación, que hasta uno llega a sentirse profundamente idiota de solo citar a cada uno de estos cineastas o este cine. Así que la llegada de Paco y sus pelis está del todo bien: como el cine club Fraekis Inolvidables que nunca materializamos con los amigos de Lima (Daniel y Sebastián), ahora surge en Cuzco el Cine SnoB Ciudad Solar plagada de películas absurdas con sus ridículos y lívidos dráculas japoneses, toda la locura de Seijun Suzuki (la demencia declarada del cine japonés en 1966 y 1967), la carcelaria imaginación argentina de "la Raulito", si se puede llegar a Torre Nilsson, la infinidad de documentales que ahora vibran en el campo visual mundial y toda la gama de cosas olvidadas que ahora nos da la gana de verlas para no morir demasiado, o para no morir en general.

Como este blog y su vocación caleta (me lo reprocharán, pero no tengo ni fuerza ni ganas de una mayor audiencia, de verdad), así también el Cine SnoB probablemente tenga cuatro gatos de público, pero yo estoy contento y me basta con que lleguen al café de Ada: Fer, Matías, Rosamar, Juan Cincunegui, Marisol y Flavio, algún advenedizo afortunado o desafortunado, la mujer de mis sueños...

Gracias a las películas de Paco y a la progresiva sensación de lo trillado que las facilidades técnicas actuales han ido generando, el cine snob Ciudad Solar se adentra en esa tradición que ya Andrés Caicedo y sus amigos habían pautado mucho tiempo antes, en San Fernando, Cali, al programar películas bastante ignoradas y fascinantes. No pondré la programación del Cine Snob de Cuzco, que abarcan unas 30 películas inusitadas y raras, pero adelantaré colocando el trailer del "Barón del terror", genial película mexicana
...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Una amabilidad oculta trastorna mi conciencia

Tengo la sospecha que por estos días hay algo que ha cambiado definitivamente a un nivel interno. Me parece que uno puede saber cuando está viviendo experiencias contundentes y al mismo tiempo, tan inconscientes, que se puede anticipar que habrá un cambio, pero no así la naturaleza de ese cambio, o el modo cómo afectará el comportamiento.

Esta mañana me venían ganas de "hablar" sobre la amabilidad. Cuando John Updike, en el prólogo a "El Sanatorio bajo la clepsidra", libro escrito por Bruno Schulz, se refiere a otro escritor judío polaco, a Isaac Bashevis Singer, lo hace de una forma que siempre me ha parecido peculiar y precisa. Dice de él que es "un genio amable de la Polonia de entreguerras". Y lo es. Basta leer relatos como "Los misterios de la Cábala" o "Poderes", para sentir la amabilidad de sus diálogos y de las descripciones de situaciones. La amabilidad es algo que gana para sí al resto de personas hacia la persona amable. Como las ganas del asesinato al serial killer, así también la amabilidad se instala y si existen personas encantadoras, éstas expanden ese encanto a las situaciones y al todo de su entorno. No sé si en una referencia directa a la amabilidad pero recuerdo lo que escribió Hans Christian Andersen en su viaje a España, sobre fines del siglo XIX. Decía que las malagueñas tenían un tipo de alegría inabarcable e incomprensible que simplemente brotaba sin que hubiera un motivo especial para ello, brotaba y brotaba y hasta le parecía que siempre estaban de fiesta, y también se detenía a describir que el lecho del río de Málaga, seco en largas temporadas, y este servía para armar una feria que era una delicia de color y gitanería. En una estación  se adelantó la avenida del río y había acabado con la feria en un santiamén. Pero este último punto, del lecho seco del río, la Barbacana, donde se instala la feria de Málaga, es algo totalmente accesorio, que mi vergonzante memoria informativa retiene y expone inútilmente, porque el asunto siempre, el atinado, es esa alegría irradiante y siempre amable que Andersen descubría en las malagueñas, y que no sé si extendía a las andaluzas todas, que ahora, de forma tan oblicua, en realidad es la materia poco secreta de este escrito.

La cosa es que el granizo nos coge en Cusco por la tarde y corremos a guarecernos, los chicos se escapan entre la lluvia a tratar de palpar las truchas en el lago, la coneja Lulú se caga a cada momento en las camas, y en el mercado, salen todas esas sopas humeantes y unos ojos muy verdes se esconden debajo de unas gafas grandes, marrones y oscuras, mirándome.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Nadie vive demasiado

Se puede ser adicto a los muslos y las piernas de una mujer y enloquecer por eso. Se puede vivir sin una puta idea en la cabeza y tan solo escuchar..."la estoy pasando muy mal, por un lado desespero cuando baten los huevos para preparar un omelette y me produce urticaria el olor del pescado, pero el sol me alcoholiza", y se puede ser absolutamente adicto a los muslos de una mujer y enloquecer por eso.

 Me gusta escribir. En estos días ha bajado un poco mi gusto por las ideas y he vuelto al tren de las fantasías, leí Ehrengard de Isak Dinesen y luego algunos cuentos de Antonio Tabucchi en el "Juego del revés". Sentí que ambos libros dejaban que desear. No cubrieron mis expectativas. Me perdonarán, no quiero ser crítico ácido porque no va con mi ánimo esta mañana pero siento que Tabucchi debe demasiado a los cuentos de Julio Cortázar, hasta la forma oculta de ciertos acontecimientos que marcan "la verdad de la acción" parecen tan parecidos a la forma cómo se asumen las historias del escritor argentino, como en "El final del juego", ese tan bello relato en el cual las niñas juegan a las figuras en la esquina de una calle. El mundo tiene a los críticos literarios para eso, que pueden hacer este rol desmontador de los relatos, que yo no deseo, y por ánimo de contradicción expresaré mi admiración por el relato de Tabucchi "Paraíso Celeste" en esa colección de relatos. 

Me da un poco de miedo el travestismo literario, aunque el de "La Romana" de Alberto Moravia me dio para todo: iba al kiosko que está a la entrada del muelle de Pimentel, pedía una cerveza, el sol caía por todos lados y las gaviotas se suspendían en el cielo (la verdad es que parece que quisieran conversar con uno, como en esas películas que los pájaros hablan...Uccellini...), estaba ahí leyendo La Romana, tendría 20 años en ese entonces y era tan bueno para mi vivir en la playa, en las mañanas muy temprano salíamos con el tío Kiko para conseguir lenguado entre los pescadores que estaban en la orilla, porque mi tío tenía tanto problema al comer con las espinas de los otros pescados, que daba un golpe en la mesa y su semblante se ponía tan colorado de la ira, rojo como un tomate, se volvía loco cuando le trincaba una espina cerca de la garganta. El lenguado era una garantía de pescado delicioso y un alivio anticipado para la garganta. Bueno y emocionante era vivir en la playa, quiero volver allí hacia noviembre, o ir a Paita (el puerto de madera de Piura), es tan claro el recuerdo que tengo de estar en el kiosko a la entrada del muelle de Pimentel, tomando una cerveza, leyendo a Alberto Moravia, el vacío interior de Giacomo que lo lleva a la traición, la personalidad irreductible y despiadada de Sonsogno, un placer que es el mismo placer de la lectura de el Gatopardo de Lampedusa por esos días, o La cronacha di poveri amanti, de Vasco Pratolini.

Enloquecido por los muslos de una mujer escribo que el sol me alcoholiza.