sábado, 26 de abril de 2008

Bela Tarr-Satantango

En Polvos Azules, hay 3 películas de Bela Tarr. Que pasaran una película de Bela Tarr en la Universidad de Lima (es decir, que habían llegado sus películas al Perú), me hizo pensar inmediatamente que ya se podían encontrar en Polvos Azules. Polvos Azules es la usina de donde se proveen los cine-clubs locales, que dicho sea de paso, han perdido gracia si lo único que logran hacer es proyectar películas en formato DVD que uno puede conseguir por su propia cuenta.

jueves, 24 de abril de 2008

Una crónica sencilla y estúpida

En Lima, por las mañanas viene el aguante a tus amigos destruidos que están negros y coqueados de los días anteriores, poner el hombro para levantarlos mientras la radio te mece con sus voces matutinas, las noticias de principio del día. Y una blancura indefinida está en el cielo y una manguera negra y pródiga va regando el parque que está junto a la panadería. Un parque amplio, todo repleto de charcos de agua y lodo a esta hora de la mañana.

Ayer lo mismo, fui a ver una película de Bela Tarr a la de Lima, y no llegué a tiempo porque no sabía que la Javier Prado era tan jodida a esa hora entre 6 y 7 de la noche. El omnibus (la 39) no avanzaba, sencillamente. No he visto una sola película de Bela Tarr, pero me trae el recuerdo del café de Avenue Trudaine, en la esquina del departamento de la rue Dunkerque, cuando Eric me iba contando la película de Bela Tarr que está filmada toda en steady-cam (como el Arca Rusa de Sokurov),en blanco y negro, y trata de un bar en donde hay un montón de borrachos y ancianos tomando junto a una gran ballena que ocupa gran parte del bar, porque como es un pueblo de pescadores, no supieron bien qué hacer con una ballena varada y la llevaron al único bar que era el lugar donde siempre la pasaban bien.

A la actualidad, me parece, me estoy convirtiendo en enemigo del presente. El presente aparece apabullantemente cotidiano y ayer por ejemplo, decidí irme a tomar unas chelas solo a un sitio por la Universitaria. Me viene por recordar el café de Avenue Trudaine pero también el bosque de La Brenne, cuando fui actor de una película francesa sólo porque a Eric se le ocurrió. Un bosque lleno de robles rojizos al caer la tarde, con garzas que volaban sobre los lagos que los monjes medievales habían tenido a bien crear para su disfrute en una naturaleza feraz...Salir a la madrugada a las calles vacías del pueblo de Leblanc. Las pistas mojadas, el semáforo en rojo.

martes, 22 de abril de 2008

Ver de cerca el juicio a Fujimori

Hoy día asistí a la audiencia del juicio a Fujimori. Los testigos del día eran el General Luis Salazar Monroe, jefe de la Segunda Región Militar y el General de Brigada Pablo Carmona, inspector de la Segunda Región Militar. Ambos, claro, tenían estos cargos en el momento en que ocurrió la desaparición de los 9 estudiantes y el profesor por parte del grupo Colina en la universidad de La Cantuta. Al entrar a formar parte del público frente a una ventana de vidrio en la sala instalada en la DIROES, pronto aparecieron todos como salen en la televisión. El abogado de Fujimori, Nakasaki, los jueces, el fiscal Guillén, y Fujimori, que saludó al público que le es afín. Eran pocos, eran 7, en la sala destinada al público, donde yo también me encontraba. Cuando Fujimori los saludó se levantaron como un resorte e inmediatamente sonrieron a su líder, como parte de un ritual.

Y bueno, hoy día también los generales no recordaban nada. Una amnesia generalizada ha sobrevenido sobre los altos mandos del ejército que apoyaron el autogolpe del 5 de abril.

Conversando con la gente que acude al juicio he ido percatándome de ciertas cosas. La primera, que la gente que observa el proceso desde cerca ya no está tan segura que condenen a Fujimori. Han comenzado a ver la actitud del juez San Martín que, según comentan, pareciera estar esperando que la fiscalía y los de la parte civil le armen bien el asunto para tener los elementos incriminatorios a Fujimori. Lo otro, se vio reafirmado en el momento que las partes respondieron las preguntas de la prensa. Y es que el abogado Nakasaki es, de lejos, mejor político que los abogados Rivera y Gamarra, los de la parte civil. Nakasaki les da un paseo cada vez que los canales de televisión lo ponen a declarar. De modo, que así parecen estar las cosas, no tan suaves ni tan duras para Fujimori como se podría pensar, y su gran papel lo vienen teniendo las encuestas de opinión favorables a Keiko Sofía, y las simpatías que despierta el ex-mandatario en las mismas, según parece. De otro modo, no se explica los fuertes lazos de nueva lealtad entre unos y otros en el juicio, los testigos que suelen mentir bajo juramento, la parquedad y la amnesia que hace que repentinamente, ningún general tenga muchos recuerdos.

lunes, 21 de abril de 2008

A la mierda

Hace un buen tiempo que estoy a contramarcha de las cosas importantes, de las cosas o autores que tienen homenajes y todos los grandes despliegues de ingenio que llenan la imaginación periodística de comentaristas de literatura y cine y música. Todos esos brillos me parecen un gran chicle falto de sabor que, ordinariamente, según mi criterio, deberían llevar a la depresión a toda la población. Pero, obviamente, la población ni se entera, nadie te chapa ni entiende una tristeza que provenga de sentir lo injuriosos o negros que son los oropeles hechos de vacío. Lo odiosos que son los escritores que quieren estar todo el tiempo bajo los reflectores. Vargas Llosa es para mi el ejemplo del escritor que quiere opinar sobre todo y tener una voz autorizada sobre cada proceso humano existente. Esa ansiedad del escritor arequipeño me sabe cargosa y todos lo aplauden como si fuera un genio. Y me parece que tan sólo es un poco idiota.

Me disculparán por esa opinión, pero las personas que quieren tener razón en todo y que quieren abordar todos los temas no veo, de verdad, cómo es que honestamente pueden estar del todo interesados por las cosas de las que escriben. Me refiero, por si acaso, al terreno de las opiniones públicas y los ensayos de opinión del escritor arequipeño. Es decir, sí, pero siempre que me pasa o veo que les pasa a las personas que están verdaderamente interesados en algo, hasta pierden su individualidad en la entrega a esos intereses. Es decir, a eso es a lo que yo llamo "estar interesado", la absorción de mi detective McNulty por descubrir la trama secreta de los complejos habitacionales negros de Baltimore, en The Wire (ya, se reirán de mi ejemplo bastardo, pero tanto me da), y lo otro, pontificar sobre el gobierno de Chávez, darle la mano a Alan García porque "ha madurado", eso más bien, pues, para mi, es un poco triste nada más.

Contrariamente, por estos días, los libros y autores cubiertos de una capa de olvido, me parecen del todo vivos, como si el olvido o la falta de atención que reciben les diera una claridad que la literatura más atendida no tiene. Y no veo que necesariamente sean razones subjetivas las que me llevan a disfrutar más en la inmensa libertad de estar perdido en estos mundos imaginarios. Hace un tiempo, por ejemplo, fue un deleite leer LA CASA DE MATRIONA, de Soljhenitsin, que trata de una anciana buena y solitaria que acoge a un profesor de matemáticas (qué importan todos los juicios y prejuicios acumulados en torno a Soljhenitsin y su literatura de campos de concentración). La vida de Matriona es una vida de privaciones. Y muere sin que nadie la llore aplastada por un tren, cuando una mala maniobra acaba con unas trabajadoras eventuales en los rieles. Nadie la recordaría ni hubiera pensado en ella si un escritor no hubiera contado su historia. Del mismo modo, EL VALLE DEL ISSA de Czeslaw Milosz es enteramente un gran libro donde se recrea la vida agraria de una familia terrateniente de Ginie, en Lituania. A la mierda, es un gran libro, y una zozobra grande se adueña del corazón cuando la suicida (que una noche aparece muerta y desnuda en el campo, un cuerpo sensual y muerto), llega como un fantasma a unos y otros en la aldea. Sobre la abuela de Tomás, la que no usa calzones, campesina de pies a cabeza, sería posible pasarse un día entero pensando en ella. Y eso.

Una cosa me asombró una vez en Santo Tomás, Chumbivilcas, en las provincias altas de Cuzco, donde viví un año. Un pueblo donde si bien no era extraño que la gente hablara en castellano, cuando nos ibamos a comer unas pequeñas truchas el sábado, en las calles cercanas al mercado, lo más común es que se hablara todo el tiempo en quechua. Una mañana al levantarme, vi sobre el piso de tierra del patio de casa un pedazo de periódico. Creo que debo señalar que a Santo Tomás no llegan muchos periódicos, y si quieres que te llegue uno, debes pedirlo con un día de anticipación. El periódico en el piso traía una noticia que decía: "Muere escritor Czeslaw Milosz, Nobel de Literatura". Y estaba su rostro son sus grandes cejas de buho. La gente pisaba el periódico y se iba llenando de barro. Lo recogí.

No sé a quién se lo digo, no sé a quién le digo el siguiente insulto, pero váyanse a la mierda. Quizás mando a la mierda a los que quieren que el mundo sea enteramente cool y que corren a hacer una reseña de cualquier cosa escrita o pensada. Un poco de silencio nos haría bien a todos. Los que hablan de los Premios Internacionales y los escritores que están todo el santo día resaltados en las páginas periodísticas. Hay una nociva acción del adjetivo, del calificativo, sobre cada circunstancia, cada publicación ¿Acaso cada escrito que aparece en libro está ansioso por su ubicación dentro del cánon literario?

Hay muchas pero muchas cosas, que considero que tienen prestigio inútil, sino enteramente equivocado.

Y ahora disfruto de los relatos de Carson Mc Cullers. "Reflejos del ojo dorado", o "La Balada del Café Triste", que son otras tantas vidas milagrosamente recogidas por una voz que sólo quiere contar. Qué parecido tiene ese soldado raso que monta desnudo los caballos al atardecer con el Joe Christmas de Luz de Agosto (Faulkner). En la historia de la literatura norteamericana de Bradbury se reflexiona sobre la aparición de los escritores sureños como Carson Mc Cullers o Truman Capote. Cuando ellos sacan a luz sus primeros libros, los escritores que habían llenado el firmamento anterior a la guerra habían pérdido fuerza narrativa y estaban en declive. El propio Faulkner o Hemingway (Fitzgerald había muerto en 1941), estaban en descenso, y éstos nuevos escritores sureños se centraban en el problema del mal o en problemas metafísicos, y en contar finas historias góticas que casi, o en cierto sentido, eran una respuesta al atosigamiento frente a las grandes intenciones literarias de los que los precedieron.

jueves, 17 de abril de 2008

Fujimori-Milosevic

Me encontré con Martín Monsalve en el Cafetal de la Católica y hablábamos del juicio a Fujimori. Lo que decíamos del juicio es que era algo rarísimo, que lo único que importaba en el procedimiento judicial peruano eran las líneas argumentativas. Al revés del sistema judicial gringo que parten de los hechos, y que ahí están un buen tiempo entregados a la facticidad (no conozco el sistema judicial gringo, pero Martín señalaba ésto). Las líneas argumentativas, que constituyen formas retóricas bastante claras y simples. La de la defensa, demostrar que Fujimori era responsable político que no había ordenado la guerra de baja intensidad (la guerra sucia donde los del ejército y Sendero se mataron entre sí, y de paso, mataron a diestra y siniestra campesinos quechuahablantes), la de la fiscalía demostrar que hay una cadena de mando que obviamente llega hasta Fujimori. En cierto modo, por tratarse de verificar ciertos hechos que respaldan una u otra línea argumentativa, y como al parecer se tienen puntos que juegan a favor de una y otra, entonces en gran medida la sentencia depende de la coyuntura judicial y política del país, y bueno, no es un secreto que la coyuntura en nuestro país esta vez no le es favorable a Fujimori. Es fácil de demostrar lo de la cadena de mando así que Fujimori ya perdió. Porque además, así funciona el ejército. Y decíamos que ya que el sistema judicial internacional esperaba con una sed tremenda la condena a Fujimori, porque Milosevic se les escapó al suicidarse, Fujimori aparecía como servido en bandeja para ésto. Desde que se murió Milosevic se necesitaba que aparezca un Fujimori, hizo su entrada en escena y en cierto modo, todos están felices, porque el sistema internacional de justicia (que se respalda en los Derechos Humanos) está hambriento de legitimidad y legitimación. Qué leche.

Pero que el juicio en sí mismo y el sistema judicial en Perú tuviera una dependencia de las líneas argumentativas más que de los hechos (la sofística, la retórica)asustaba. De cualquier modo, si no fuera por ese juicio no nos habríamos dado cuenta que hay ese tipo de precariedad en el sistema judicial peruano.

¿Hemos aprendido algo los seres humanos y el juicio a Fujimori se constituye en la primera condena a un dirigente político que avaló matanzas? (Haciéndose al loco después, claro). Eso es lo que parece. La primera condena de sistema judicial nacional existente sobre el Presidente de un país por violaciones a los Derechos Humanos. Un hito.

Ahora mi pata Javier Torres me ha dicho para ir al juicio, así que el lunes voy a estar durmiéndome con toda la gente brava que entra a la Sala. Mentira. Ja.